28 de junio de 2015

FORGIVEN, NOT FORGOTTEN

No sé por dónde empezar a escribir esta idea que inflama mi pensamiento. Estoy tan harto de aguantar estupideces, que ni siquiera creo que necesite escupir mi odio e inquina sobre un papel, pero no dejo de reconocer que el ejercicio de hacerlo me va a venir bien... Al menos para aliviar y desahogar la "mala baba" y la quemazón que me come las entrañas, cuando pasan días y días escuchando y soportando a los cuatro mismos bobos de siempre.

Hartazgo y saciedad psicológica: esos monstruos que devastan mi ánimo y decapitan mi buena voluntad, alimentando una misantropía que se hace más y más grande con el paso de los meses, al verme y sentirme rodeado de imbéciles y mediocres que ladran su rencor por las esquinas,  sin ser capaces de ver un palmo más allá de sus narices. Mentiras y acusaciones con las que llenan sus bocas, podridas de maldad y egoísmo, para optar al final por la sencilla solución de acusar al más débil de sus propias cagadas, a fin de poder dormir tranquilos una noche más en sus tugurios miserables y pestilentes.

¿Desde cuándo hemos de aceptar vivir subyugados y comulgando con esas ruedas de molino que quieren que seamos capaces de engullir? Me niego a pasar por el aro de la sumisión y a transigir con mentiras y promesas de un mañana que solamente ellos atisban, en el que salvan su asqueroso culo y defenestran a subordinados y cualquier otro pasajero al que consideren prescindible, dilapidando la ayuda y la fidelidad que les fue ofrecida de una manera altruista.

Al final, el cansancio y la desazón acaban venciendo a la voluntad y la esperanza, pues ya llueve sobre mojado y va a volver a suceder lo más probable: los "sabios y mandamases" optarán por elegir el camino más cómodo y beneficioso, aún a riesgo de tener que venderse como daifas que necesitan caer todavía más bajo para mantener su repugnante nivel moral.

Y mientras, yo, impasible y convencido de la nula posibilidad de que aparezca cualquier cambio, de que entre una brizna de aire fresco que cambie las tornas de una situación mohosa y viciada. No va a servir de nada intentarlo; no obstante, me queda el reducto personal del rencor y la falsedad, para descender al infierno de la perversidad y autocomplacerme con la trillada (pero a veces inexcusable) frase con la que todos tratamos de tranquilizar a nuestro esperpéntico ego: "Perdono, pero NO olvido..."

21 de junio de 2015

NÚMEROS QUE HABLAN

Siempre he creído que los números tienen una magia especial. Reconozco que eso de la "numerología" y todo lo relacionado con ella me atrae y me resulta interesante de un modo extraño. Mi número de referencia, de confianza y de inexplicable superstición ha sido el 7, presente a lo largo de mi vida en multitud de ocasiones. No sabría explicar el motivo, pero tengo una fijación extraña con el tema numérico a lo largo de muchos momentos del día. Rarezas personales que forman parte del equipaje personal de cada uno...

El summum de mi perplejidad surge cuando en un mismo día, por la conjunción de los planetas y un "efecto mariposa" que nace en algún lugar remoto de la Tierra y concatena casualidades hasta provocar mi paroxismo, varios números que representan para mí algún mensaje particular se manifiestan, de alguna manera, asociados por ese azar caprichoso y juguetón. Y este fin de semana ha sido así: fila 27 en el avión de ida y fila 27 en el avión de vuelta (y con las tarjetas de embarque obtenidas en días diferentes), 27 grados de temperatura que marcaba el termómetro al llegar a mi destino y la habitación 2704 en el hotel en el que estaba alojado ese fin de semana. Esto último es lo mejor, pues 2704 es también un número que se repite a diario en mi trabajo, por razones que no vienen a cuento.

He disfrutado con este cúmulo de casualidades, una "chiripa" que me ha mantenido entretenido, a la espera de vislumbrar cuál sería el siguiente dictado del destino. Por ahora se ha quedado ahí. Más cifras coincidentes hubieran sido demasiado difíciles de digerir para una persona que no cree en esas cosas, aunque alguna vez los duendecillos de la eventualidad hagan que dude y piense lo contrario...
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